lunes, 2 de enero de 2012

EMPEZAMOS UN NUEVO AÑO

Siento haber tardado tanto en volveros a escribir, pero ya he esperado a que pasaran estos días de tanto jaleo para contaros con más detalle cómo han terminado las navidades en casa.
Hoy ha sido el día de reyes, Papá Noel casi nunca nos visita, parece ser que somos más de Reyes Magos… Como de costumbre y como todavía hay pequeñines en casa, antes de irnos a la cabalgata dejamos dos cubitos en la ventana, uno con agua y el otro con cebada, los camellos de los reyes magos necesitan reponer fuerzas para cumplir con su misión y dejar a todos los niños sus regalos (antes era mi marido quien se encargaba de vaciarlos un poco mientras todos nos íbamos a la cabalgata pero este año al no estar él me he encargado yo).
Todos vinieron de la cabalgata, Alberto vino llorando porque por tercer año consecutivo le había tocado con el rey negro, no sé que tendrá pero le da un miedo que ni os imagináis, creo recordar que cuando yo era pequeña también me daba miedo.
Aquí en casa es tradición esconder todos los regalos en un baúl que cada año ponemos en un sitio distinto para que así lo busquen, todos empezamos a buscar a la señal de una campanilla que me toca tocar escondiéndome para que nadie me vea. Cuando los niños oyen el sonido salen volando en busca de los regalos.
A mi hija y a las mujeres de mis hijos les regalé un perfume, me dijeron que tenía un olor muy bueno, no era un olor muy pesado, era un olor dulce. Me ayudó mi hija Gemma a comprarlo y me dijo que era bueno, no me acuerdo ahora mismo de su marca.
A mis nietas las regalé una bufanda y unos guantes con un tacto muy suave, daba gusto tocarlos pero sobre todo eran muy abrigados, con el frío que hace aquí en el pueblo me da a mí que se los van a poner en bastantes ocasiones.
A mis yernos e hijos los compré el nuevo disco de Sergio Dalma, mientras cenábamos el 24 se quedaron todos callados cuando apareció cantando en una de las galas que televisaban, tiene una voz rasgada pero muy bonita, y las canciones que cantaba era italianas, eran unas melodías perfectas, daba gusto escucharlas.
Cuando terminamos de abrir los regalos nos comimos el roscón de reyes, era de nata, una nata muy dulce, vamos, todo un gusto para el paladar. Se comió casi el roscón entero y la sorpresa estaba en el trozo de mi hija, ya sabéis a quien le tocó pagar.
Cuando nos dimos cuenta ya se habían terminado las navidades, me quedé mirando una vez más por la ventana, las chimeneas seguían soltando ese humillo blanco del que os hablé, la temperatura tenía que ser también muy baja por cómo iban todos abrigados, pero el ambiente había cambiado, ya se había acabado la navidad y eso se notaba.



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