NARRACIÓN CON DESCRIPCIÓN Y DIÁLOGO
Érase un pobre campesino cuya única riqueza consistía en un pequeño campo sembrado de maíz. Era un hombre grande de corazón y muy trabajador, ya que sólo sus humildes cosechas abastecían a toda su familia.
Sus manos estaban labradas y envejecidas del trabajo, destacaba su tez oscura, que como consecuencia de la incidencia del sol que apretaba aún más fuerte en los días de verano, no se distinguía de su moreno pelo.Era un hombre robusto y muy persistente y consciente de su labor.
El campesino día si y día también arrancaba las malas hierbas y abonaba las matas, pero a pesar de su esfuerzo estaba triste porque, por la falta de agua, las matas estaban marchitas y temía que se secaran. Un día, mientras miraba fijamente al cielo, desde una nube dos gotas de agua lo miraron y una le dijo a la otra:
- El campesino está muy triste porque sus matas se mueren de sed. Quiero hacerle un bien.
- Sí- contestó la otra, pero piensa que eres sólo una gota y no conseguirás humedecer siquiera una mata de maíz.
- Bien- replicó la primera- aunque soy pequeña haré lo que pueda- y al decirlo se desprendió de la nube. Aún no había llegado a tierra cuando otra gota dijo:
- Yo iré también.
- Y yo- y yo- gritaron muchas gotas.
A poco, miles de gotitas caían sobre las matas en ruidoso aguacero. Las matas, agradecidas, se enderezaron enseguida y el campesino obtuvo una cosecha abundante de maíz, todo porque una pequeña gota de agua se decidió a hacer lo que podía.

NARRACIÓN: INTRODUCCIÓN- NUDO Y DESENLACE
Todo estaba preparado, en la maleta llevaba todos los pares de calcetines que nos habían aconsejado,zapatillas y ropa cómoda, la taleguilla con todo lo imprescindible para comer, la linterna, la cantimplora y cómo no, el saco de dormir junto con su esterilla.
Al ir hacia la estación, mi padre fue quien cargó con las pesadas bolsas y la maleta. Allí estaban Héctor, Marta, María, Esther y Luis, juntos íbamos a vivir una nueva experiencia, nos íbamos de campamento a la Sierra de Madrid.
Antes de montar en el autobús estuvimos decidiendo quien se sentaba con quien, al final acabé sentada con Héctor que lloraba amargamente porque se separaba de sus padres ¡Vaya viajito me dio!, aunque esto fue compensado con varias canciones que a lo largo del trayecto fuimos cantando. Sor Sara, muy dada a acaparar la atención, cogió el micrófono al principio del recorrido y no lo soltó hasta la llegada, lo malo es que se creería que cantaba bien.
Al llegar al campamento, " Los Molinos", no tenía ni idea de todas las experiencias gratificantes que allí viviría. Bajamos del autobús y ahora me tocaba a mi llevar las bolsas que antes me habían llevado, he de decir que parecía una tortuguita, sólo se veía una cabezacita que asomaba entre un gran caparazón de bolsos.
Al llegar a las tiendas de campaña decidimos de qué manera dormiríamos, con tan mala suerte que me tocó dormir al lado de la cremallera, justo por donde se entraba a la tienda; por las noches mientras yo resguardaba al resto de mis compañeros, el frío se metía por mis huesecitos.
A pesar de estas anécdotas, fueron días en los que me divertí y disfruté como nadie. Según mi madre vine siendo un poco más responsable. Entre otros, tengo grabados algunos recuerdos que nunca se me olvidarán.
Todas las noches algún monitor hacía guardia castigando a aquellos niños que molestaban al resto de sus compañeros, entre ellos estábamos nosotros, así que nos obligaron a salir de la tienda para hacer flexiones y correr alrededor de una farola. Recuerdo que en aquel tiempo utilizaba gafas y como no las encontré, también me fue imposible encontrar una de mis zapatillas de deporte, ya os podéis imaginar de que forma corría. A la hora de hacer las flexiones oímos un ruidito raro procedente de uno de los chicos, todavía nos sigue negando que fue él ,pero nosotros lo tenemos muy claro.
Héctor no paró de llorar en los quince días de nuestra estancia en el campamento, os podéis imaginar que ocurrió el día que nos dejaron llamar por teléfono a nuestras casas con tan mala suerte que en la suya no había nadie.
Conocimos nuevas caras, con muchas de ellas seguimos teniendo hoy en día relación, hicimos concurso de disfraces, veladas, marchas, muchos juegos...
Al volver al pueblo creo que la única persona que se alegró de hacerlo fue Héctor, de hecho hoy en día sigo yendo a los campamentos, no como alumna sino ya como monitora.

INICIO DE UNA NARRACIÓN
Era un día muy lluvioso, me había parado unos segundos a mirar como caía la lluvia en el exterior, las gotas de agua se deslizaban por el cristal, cuando de repente........
CONTINUACIÓN DE LA NARRACIÓN DE UN COMPAÑERO
Una tarde de domingo decidí ir a visitar el museo de antropología. Una vez dentro, pasados unos minutos se quedó todo a oscuras y solo escuchaba voces a mí alrededor; intenté guiarme tocando las paredes y pude percibir allá, en el fondo de un pasillo, un poco de luz. Pedí ayuda y alguien me contestó que no tuviese miedo que no estaba sola, pero el echo de que se apagara la luz suponía que una persona que fuese un poco astuta pudiese dejarnos a todos con los bolsillos vacíos, además el museo estaba lleno de animales muy grandes y personas prehistóricas que si ya de por si con la luz encendida te daban un poco de miedo, a oscuras la situación empeoraba.
Era la primera vez que mis padres me habían dejado ir sola al museo, además allí me encontraría con una persona muy especial con la que había estado hablando durante varias semanas pero que aún no conocía.
La voz que me dijo que no tuviese miedo era de un chico, y a juzgar por el timbre, era un chico joven, de mi edad. Como parecía que la luz tardaría en volver, como se nos anunció por el megáfono, nos acercamos hasta una pared guiándonos por la poca luz que provenía de un pasillo y nos quedamos un rato charlando. Tuvimos tiempo de hablar de todo, sobre todo de antropología, parece ser que a los dos nos gustaba bastante ese tema,¡qué casualidad, igual que a la persona especial con la que había estado hablado semanas atrás! Por un momento estuvimos callados, ambos sabíamos que los dos habíamos estado hablando con anterioridad hasta que de pronto él me pregunto:
- ¿ No te llamarás Lucía?
- A lo yo le contesté con un sí rotundo.
En ese momento nos fundimos en un gran abrazo y la luz se encendió, era Lucas, a la persona que estaba buscando.
CONTINUACIÓN DE LA NARRACIÓN DE UN COMPAÑERO
Una tarde de domingo decidí ir a visitar el museo de antropología. Una vez dentro, pasados unos minutos se quedó todo a oscuras y solo escuchaba voces a mí alrededor; intenté guiarme tocando las paredes y pude percibir allá, en el fondo de un pasillo, un poco de luz. Pedí ayuda y alguien me contestó que no tuviese miedo que no estaba sola, pero el echo de que se apagara la luz suponía que una persona que fuese un poco astuta pudiese dejarnos a todos con los bolsillos vacíos, además el museo estaba lleno de animales muy grandes y personas prehistóricas que si ya de por si con la luz encendida te daban un poco de miedo, a oscuras la situación empeoraba.
Era la primera vez que mis padres me habían dejado ir sola al museo, además allí me encontraría con una persona muy especial con la que había estado hablando durante varias semanas pero que aún no conocía.
La voz que me dijo que no tuviese miedo era de un chico, y a juzgar por el timbre, era un chico joven, de mi edad. Como parecía que la luz tardaría en volver, como se nos anunció por el megáfono, nos acercamos hasta una pared guiándonos por la poca luz que provenía de un pasillo y nos quedamos un rato charlando. Tuvimos tiempo de hablar de todo, sobre todo de antropología, parece ser que a los dos nos gustaba bastante ese tema,¡qué casualidad, igual que a la persona especial con la que había estado hablado semanas atrás! Por un momento estuvimos callados, ambos sabíamos que los dos habíamos estado hablando con anterioridad hasta que de pronto él me pregunto:
- ¿ No te llamarás Lucía?
- A lo yo le contesté con un sí rotundo.
En ese momento nos fundimos en un gran abrazo y la luz se encendió, era Lucas, a la persona que estaba buscando.

Pásate luego por mi blog y lee la continuación de las tres líneas. Besitos
ResponderEliminarMe ha encantado las tres historias ^_^
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